LOS MÉTODOS DE ENSEÑANZA DE JESÚS
Ldo. Diego Calvo
Aula: Miguel Ángel Roig, Dr en filología clásica
Parece
imposible llegar a conocer toda la metodología que Jesús aplicó, pero es
nuestro privilegio observarlo e imitarlo, “el mayor Maestro que el mundo
conoció jamás”.[1]
El
estudio constante de los métodos de Jesús facilitará el éxito a los educadores.
“Los maestros pueden obtener eficiencia y poder únicamente si trabajan como
trabajó Cristo. Cuando él sea la
influencia más poderosa en su vida, tendrán éxito en sus esfuerzos.
Se elevarán a alturas que aún no han alcanzado. Comprenderán el carácter sagrado de la obra
que les ha sido confiada, y llenos de su Espíritu, estarán animados del mismo
deseo de salvar a los pecadores que le animó a él. Por su vida de consagración
y devoción, los estudiantes serán conducidos a los pies del Salvador.”[2]
Cómo
enseñó Jesús
La
enseñanza era una prioridad para Jesús. Jesús “vino a mostrar de qué manera
deben ser educados los hombres como conviene a los hijos de Dios”.[3] (Verbo “didásco”
97 veces en el NT, 47 son para Jesús)
Lo
que sorprende de la enseñanza de Jesús es el impacto de ella sobre las
personas. Mr. 1:22; Mt. 22:16; 7:28,29. Ella contrastaba ampliamente con la de
los escribas.
“Practicaba
lo que enseñaba. "Porque ejemplo os he dado -dijo a los discípulos-, para
que como yo os he hecho, vosotros también hagáis". "Así como yo he
guardado los mandamientos de mi padre". Así, las palabras de Cristo
tuvieron en su vida una ilustración y un apoyo perfectos. Y más aún, él era lo que enseñaba. Sus palabras no sólo eran la expresión de la
experiencia de su propia vida, sino de su propio carácter. No sólo enseñó la verdad; él era la
verdad. Eso fue lo que dio poder a su
enseñanza.”[4]
Calidad
de Jesús como Maestro y el éxito de su enseñanza: Lc. 20:21; Juan 7:46.
Métodos
de enseñanza
Jesús
no se educó en ninguna escuela de su época ni utilizó los métodos de otros
maestros, pero era tenido por maestro y considerado como tal. Jn. 13:13.
Hilde
señala 21 métodos. Destacamos los siguientes:
- Naturalidad y
Espontaneidad. Jesús no tenía hora ni lugar de reunión. Enseñaba en
todo momento y a toda persona. Así las necesidades de las personas eran
satisfechas sin un ambiente de formalismo. “El Príncipe de los maestros
procuraba llegar al pueblo por medio de las cosas que le resultaban más
familiares. Presentaba la verdad de un modo que la dejaba para siempre
entretejida con los más santos recuerdos y simpatías de sus oyentes.
Enseñaba de tal manera que les hacía sentir cuán completamente se
identificaba con los intereses y la felicidad de ellos. Tan directa era su
enseñanza, tan adecuadas sus ilustraciones, y sus palabras tan impregnadas
de simpatía y alegría, que sus oyentes se quedaban embelesados. La
sencillez y el fervor con que se dirigía a los necesitados santificaban
cada una de sus palabras.”[5]
- Sus libros de texto.
El Antiguo Testamento, la naturaleza y el libro de la vida. Cristo se
formo con “el estudio de las Escrituras y la naturaleza, y de las
vicisitudes de la vida, que constituyen los libros de texto de Dios”.[6]
- Originalidad y sencillez.
La originalidad de Jesús estribaba en tomar hechos triviales de la vida
del hombre y sacar de ellos grandes lecciones espirituales, dirigidas a
toda la raza humana. Jesús hacía fácil lo difícil. La sencillez estaba en
que “Cristo usaba siempre un lenguaje sencillo, y sin embargo sus
palabras ponían a prueba el conocimiento de los pensadores profundos y sin
prejuicios. Los maestros de hoy
debieran seguir su manera de enseñar.
Las verdades espirituales deben presentarse siempre en lenguaje
sencillo, de manera que puedan comprenderse y hallar alojamiento en el
corazón. Así se dirigía Cristo a
las muchedumbres que se apiñaban a su alrededor, y todos, sabios e
ignorantes, podían comprender sus lecciones. En toda escuela, la
instrucción que se da debiera ser tan fácil de comprender como la que daba
Cristo. El uso de palabras
complicadas confunde la mente y eclipsa la belleza del pensamiento
presentado. Se necesitan maestros
que se acerquen a sus alumnos y que den instrucción clara, definida,
ilustrando las cosas espirituales con las cosas de la naturaleza, y con
los acontecimientos familiares de la vida diaria.”[7]
- Enseñanza
individualizada. Jesús no esperaba a ver congregadas a las multitudes
sino que mucha de la verdad fue enseñada de forma individualizada. Mt.
19:16-22; Jn 3:1-21; 4:1-42. este tipo de enseñanza es necesaria para
cierto tipo de caracteres. “En toda enseñanza verdadera, es esencial el
elemento personal. En su enseñanza, Cristo trató individualmente con los
hombres. Educó a los doce por medio del trato y la asociación personal.
Sus más preciosas instrucciones fueron dadas en privado, y con frecuencia
a un solo oyente. Reveló sus más ricos tesoros al honorable rabino en la
entrevista nocturna celebrada en el monte de las Olivas, a la mujer
despreciada, junto al pozo de Sicar, porque en esos oyentes discernió un
corazón sensible, una mente abierta, un espíritu receptivo. Ni siquiera la
muchedumbre que con tanta frecuencia seguía sus pasos era para Cristo una
masa confusa de seres humanos. Hablaba directamente a cada mente y se
dirigía a cada corazón. Observaba los rostros de sus oyentes, notaba
cuando se iluminaban, notaba la mirada rápida y comprensiva que revelaba
que la verdad había llegado al alma, y en su corazón vibraba en respuesta
una cuerda de gozo afín. . .”[8]
- Las preguntas. Mt.
11:7-9; 16:13-15. Las preguntas aseguran una respuesta correcta y que el
estudiante aprenda a pensar (proceso mental). Suscitaba la curiosidad y el
interés. “Sus preguntas sugerían verdades profundas que habían quedado
obscurecidas desde hacía mucho tiempo, y que, sin embargo, eran vitales
para la salvación de las almas. Al paso que cada pregunta revelaba cuán
estrecha y superficial era la sabiduría de los sabios, les presentaba una
lección divina, y hacía ver la verdad desde un nuevo punto de vista.”[9]
- El refuerzo positivo.
Felicitar a los estudiantes por sus progresos sin olvidarnos de las
reprensiones. Se debe ser equitativo y equilibrado. Mt. 25:14-30 (parábola
de los talentos)
- Utilización de los recursos
humanos. El centro de la enseñanza es el estudiante. El maestro debe
lograr que el alumno colabora en su proceso de enseñanza, así se asegura
un aprendizaje más rápido y efectivo. Mt. 17: 24-27; Mr. 2:11; Jn. 2:7;
6:1-15.
- Empleo de ilustraciones.
Jesús no inventó el método de las parábolas, pero no se conoce otro que lo
haya utilizado tan perfectamente. “Por medio de parábolas Jesús (1)
despertaba el interés, la atención y las preguntas; (2) enseñaba verdades
desagradables sin despertar prejuicios; (3) eludía a los espías que lo
perseguían implacablemente; (4) creaba en la mente de sus oyentes
impresiones duraderas que se renovarían e intensificarían cuando vieran
nuevamente las escenas presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5)
convertía la naturaleza en un instrumento para conocer a Dios. Las parábolas revelaban la verdad a los
que querían recibirla, y, a veces, la ocultaba a otros.”[10]
- La enseñanza práctica.
Jesús impulsó a sus oyentes a poner en práctica sus enseñanzas y le
acompañó en este proceso. Mr. 6:7; Lc. 9:1. (Ejemplos: aprender a
conducir, aprender a escribir) “Los apóstoles eran miembros de la
familia de Jesús y le habían acompañado mientras viajaba pie por Galilea. Habían compartido con
él los trabajos y penurias que le habían tocado. Habían escuchado sus
discursos, habían andado y hablado con el Hijo de Dios, y de su
instrucción diaria habían aprendido a trabajar para la elevación de la
humanidad. Mientras Jesús ministraba a las vastas muchedumbres que se
congregaban en derredor de él, sus discípulos le acompañaban, ávidos de
hacer cuanto les pidiera y de aliviar su labor. Ayudaban a ordenar a la
gente, traían a los afligidos al Salvador y procuraban la comodidad de
todos. Estaban alerta para discernir a los oyentes interesados, les
explicaban las Escrituras y de diversas maneras trabajaban para su
beneficio espiritual. Enseñaban lo que habían aprendido de Jesús y
obtenían cada día una rica experiencia. Pero necesitaban también aprender
a trabajar solos. Les faltaba todavía mucha instrucción, gran paciencia y
ternura. Ahora, mientras él estaba personalmente con ellos para señalarles
sus errores, aconsejarlos y corregirlos, el Salvador los mandó como
representantes suyos.”[11]
- Diferenciación
individual. Todo ser humano es único, y la enseñanza debe ser aplicada
a su situación personal única. Jesús trató a todos sus discípulos de manea
diferente.
Conclusión
“Sólo
el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente.”[12]
[1]
La Educación Cristiana 66.
[2]
Op. Cit. 65.
[3]
La Educación 69.
[4]
La Educación 74.
[5]
El Ministerio de Curación 15,16.
[6]
La Educación 73.
[7]
Consejos para los Maestros 248.
[8]
La Educación 227.
[9]
Deseado de Todas la Gentes 78.
[10]
CBA t. 5. 1994.
[11]
Deseado de Todas las Gentes 315.
[12]
Ministerio de Curación 102.
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