Marionetas en las manos de otros: Las técnicas de manipulación más dañinas
1. Gaslighting. Este término proviene de la obra de teatro “Gas
Light”, en la cual el protagonista intentaba convencer a su mujer de que
estaba loca, manipulando diferentes objetos de su entorno e insistiendo
en que estaba equivocada cuando ella le hacía notar esas variaciones.
En la práctica, esta persona se dedica a presentar falsa información,
para hacernos dudar de nuestra memoria y percepción y, en última
instancia, incluso de nuestra cordura. El abusador suele comenzar
negando que determinados eventos hayan ocurrido, hasta llegar a
escenificar situaciones raras que desorientan a su víctima. De esta
forma, terminamos dudando incluso de lo que dijimos un minuto atrás.
2. Silencio. El silencio también se puede utilizar como una táctica de abuso emocional. De hecho, la indiferencia
asociada al silencio causa profundas heridas emocionales porque no solo
aumenta el nivel de ansiedad en la víctima sino que también daña
profundamente su autoestima y provoca una enorme inseguridad.
El abusador usa el silencio para castigar a su víctima, simplemente no
responde, se muestra frío y distante. De esta forma, tensa al máximo la
cuerda, hasta que la otra persona no puede más y termina disculpándose
por algo que no ha hecho. Así el abusador logra su objetivo: dominar y
manipular jugando con las emociones.
3. Proyección. Básicamente, se trata de un mecanismo de defensa a través del cual les atribuimos a otras personas deseos y sentimientos
que son nuestros pero que no reconocemos como propios porque
desequilibrarían la imagen que tenemos de nosotros mismos. Así, al
proyectarlos sobre otros, nos sentimos aliviados.
En el abuso emocional, la persona lo que hace es proyectar sobre su
víctima sus propias inseguridades, miedos y problemas. Por eso, acusará a
la otra persona de mentir, cuando en realidad es él quien miente, o le
acusará de ser infiel, cuando en verdad es ella la que traiciona. En
práctica, se trata de descargar su responsabilidad sobre el otro, para
crear confusión y cambiar su autoimagen, diseñándola a su imagen y
semejanza.
4. Intimidación encubierta. La persona que recurre a las tácticas
de abuso emocional no suele emplear la agresividad y la violencia, al
menos no de forma evidente porque su principal objetivo es manipular a
su víctima sin que su imagen se vea dañada. Por eso, en muchos casos
suele recurrir a la intimidación encubierta.
Es fácil percatarse porque su discurso está plagado de amenazas
indirectas, que quedan implícitas en sus palabras. De esta forma, le
deja claro a su víctima cuáles serían las consecuencias de sus acciones
y, de paso, puntualiza que la responsabilidad es únicamente suya, se
lava las manos. Por ejemplo, puede decir: “entiendo que no hagas nada, pero así terminarás con nuestra relación” o “si no inviertes ahora mismo, perderás todo tu dinero”.
5. Victimismo. Cuando todas las tácticas anteriores fallan, el
abusador suele recurrir al victimismo. En práctica, descarga su
responsabilidad en el otro, haciéndose pasar por la víctima de la
situación. De hecho, incluso es común que terminemos compadeciéndonos y
sintiéndonos mal por nuestro comportamiento, cuando en realidad no hemos
hecho nada malo.
De esta forma el abusador genera un sentimiento de culpa que mantiene a
la víctima atrapada en su tela de araña. La empatía nos hace caer en sus
redes y, al convertirnos en el “malo de la película”, somos más
proclives a ceder a sus demandas. Así nos manipula sin que seamos
conscientes de ello. Frases típicas de este tipo de manipulación
emocional son: “con todo lo que he hecho por ti y así es como me pagas” o “me he sacrificado por ti y no lo consideras”.
Posdata: Recuerda que la manipulación emocional
es un juego muy peligroso, donde siempre hay alguien que sale dañado.
Por eso, apenas notes alguna de estas tácticas, ponles freno. De la
misma forma, considera que en ocasiones somos nosotros quienes usamos
inconscientemente alguna de estas estrategias, quizás porque tenemos
miedo de perder a la persona que amamos o porque no tenemos suficientes
argumentos. En ese caso, haz un examen de conciencia porque la
manipulación nunca es la mejor alternativa.
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