GEORGE MICHAEL Y SU LUCHA






Tiene 51 años y sigue viviendo como si tuviera 21. Y para eso hacen falta estimulantes. Ése es el motivo por el que el cantante George Michael ha ingresado voluntariamente en el centro de rehabilitación Kusnacht Practice de Zollikon, en Suiza, después de que sus mejores amigos le diesen un importante consejo: "Busca ayuda o morirás".
Ha sido precisamente uno de esos amigos, Jake Panayiotou, quien ha confirmado al periódico "The Sun" que el artista "no está bien", aunque no ha querido confirmar los rumores sobre sus adicciones. "No está bien. No puedo decir más, pero solo deseamos que se recupere", ha dicho.
La versión de su portavoz: el cantante está de "viaje a Europa que incluye diferentes paradas"
Los rumores más benignos apuntan a que estaba fumando 25 cigarrillos de cannabis al día antes de entrar en la clínica. Otros hablan de sustancias más duras. "Todos hemos estado muy preocupados por George. Nadie sabe la extensión de sus problemas o qué es lo que pasa de puertas para adentro, pero todos los que estamos cerca de él queremos saber que está buscando ayuda profesional y que no encara esto solo", ha señalado otro amigo del cantante.
La prestigiosa clínica está especializada en tratar problemas de alcoholismo, drogadicción, trastornos alimenticios, adicción sexual y adicción a Internet, además de trastornos de la personalidad y traumas. A ella han acudido 'celebrities' como John Galliano y el centro se precia de poder ofrecer la más estricta confidencialidad sobre sus pacientes.
Por cada uno de esos tratamientos cobra sumas en torno a los 100.000 euros. La portavoz del cantante ha tratado de desviar la atención, negando que esté sufriendo ninguna adicción y suscribiendo su estancia en la clínica a un más amplio "viaje a Europa que incluye diferentes paradas" y también ha dicho que su propósito es un "largo descanso".
En marzo del año pasado, George aseguró a "The Big Issue" no haber consumido cannabis desde hacía "más de un año y medio". "Decidí cambiar mi vida y no lo he vuelto a tocar", empeñó su palabra, reconociendo que decidió dar un drástico giro a su vida el día en que fue condenado a ocho semanas de prisión, en 2010, tras empotrar su coche en una tienda de fotografía de Londres cuando conducía bajo la influencia de las drogas.

Fte: El mundo

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