El salmista David, tras su grave drama, pide a Dios que le ayude a instruir a los trasgresores y a dirigir ese drama para el bien de los demás.
Mirando hacia atrás veo las vidas rotas de tantos y tantos jóvenes que viajan entre consumos y aspiraciones de felicidad a un mundo lleno de dolor y traición.
Señor, ¿podrás ayudarme a encauzar mi vida y poder ayudar a los demás?.. ¿de qué forma si los que dirigen se desdicen en ocasiones con sus obras? ¿Serás tú Señor quien puedas usar nuestro dolor?
He vivido un día tan maravilloso que me veo obligado a mirar hacia atrás y recordar el dolor de una vida llena de pasiones desordenadas.
¿Cómo puede Dios salvar al hombre y respetar su libertad? Lo que vivimos es el resultado de lo que hemos sembrado y muchos de nuestros dramas, nos los hemos buscado.
Ahora quiero pedirte Señor, que me ayudes a dirigir mi vida para ayudar a otros, recibiendo de ellos y aportando con ellos. Hay gente maravillosa en el mundo y gente cruel en la capilla y también gente maravillosa que sabe vivir el evangelio y tú estás con nosotros siempre y eres el fondo de nuestro ser.
Ayúdanos Señor a perdonarnos y a querernos, ayúdanos a cambiar y ayúdanos a saber vivir ese cambio. Te necesitamos y te queremos..
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