EL DILUVIO



Antes de entrar en el tema, diremos que con frecuencia, en el campo de las ciencias naturales, algunas teorías sostenidas por una generación de investigadores se convierten en la generación siguiente de enseñanzas que se presentan dogmáticamente como si fueran realidades. Sin embargo, fueron simplemente "teorías".
En algunas ciencias naturales (química, física, algún capítulo de la biología, bacteriología por ejemplo) esas teorías han sido de corta duración, a menos que hubieran sido bien comprobadas.
Por desgracia, en la geología durante muchísimo tiempo (décadas y más décadas), sin tener una base que las compruebe de una manera fidedigna, muchas teorías han subsistido como si fueran realidades.
Como ejemplo, mencionaremos la enseñanza de que el interior de la tierra está en estado de fusión, la de la uniformidad de la acción de los agentes telúricos (por ejemplo, la erosión) y la que sostiene que las formas de vida se han ido desarrollando mediante un lento proceso de evolución por todo el mundo.
Sin una comprobación adecuada, estas suposiciones y las derivaciones que de ellas se desprenden dominaron en el panorama de las publicaciones científicas. Si hay algún fenómeno histórico que pueda compararse con éste, es el de la Edad Media, cuando los maestros de la época se guiaban por las enseñanzas de los escolásticos, sin someterlas a prueba. Es cierto que, desde hace medio siglo, han caído en descrédito las teorías de que el interior de la tierra está en estado de fusión y la uniformista.
Desde hace unos 50 años, las teorías geológicas se han inclinado más bien hacia un cierto tipo de "catastrofismo cíclico". Se ha venido aceptando que se alternaron períodos de una acción pareja de los agentes telúricos con otros de una acción muy pronunciada de esos mismos agentes (erosión provocada por glaciares, ríos, viento). La evolución de las especies animales y vegetales, aunque sólo es una suposición, sigue siendo aceptada por muchos.

La cuestión de los fósiles

Cuando se examinan las capas de rocas, es frecuente encontrar dos series de ellas que concuerdan perfectamente pero son muy diferentes en los fósiles que contienen. Según la teoría popular, una o más "edades geológicas" debieron pasar desde que fue depositada la primera serie de capas hasta que se asentó sobre ella la segunda. Sin embargo, en muchos casos, la creta de unas capas puede ir seguida de creta exactamente similar en la otra, o un esquisto puede ser sucedido por otro igual, siendo las dos series de capas exactamente las mismas en lo que atañe a sus estructuras y formaciones de rocas.

Este ejemplo demuestra que las edades atribuidas a los fósiles presentan problemas capaces de echar por tierra todas las suposiciones que se han hecho en cuanto al transcurso de muchos miles de años a partir de esos animales que ahora están fosilizados.


Un evidente cambio de clima

Las rocas proporcionan pruebas irrefutables de que hubo una vez un cambio repentino y de carácter permanente en el clima de una buena parte de la tierra.

Sir Henry Howerth afirmó hace ya varias décadas que la flora y la fauna son virtualmente el único termómetro con que podemos comprobar el clima de los períodos pasados. "Las otras pruebas -afirma ese geólogo- siempre corren el riesgo de desvirtuarse por el hecho de que se podría atribuir al clima lo que en realidad se debe a otras causas. Los cantos rodados pueden ser arrollados por el mar tanto como por corrientes subgaciales y los conglomerados pueden ser formados por otros agentes que no sea el hielo. Pero las pruebas biológicas son indudables. Los reptiles de sangre fría no pueden vivir en agua helada; las plantas semitropicales, o las de las zonas templadas, no pueden producir semillas y no pueden sembrarlas en condiciones de un frío ártico" (The Glacial Nightmare [La pesadilla glacial], pág. 427).
Sin embargo, cuando se examina toda la serie geológica, desde el llamado período cámbrico hasta el pleistoceno, se encuentra que todos los fósiles demuestran con su aspecto que el mundo de antaño de los fósiles conoció un solo clima tal como lo indican las plantas y los animales sepultados en las rocas.
Ese clima era a manera de un manto de suavidad primaveral y parecía abarcar en forma pareja todo el globo terráqueo. No podemos saber hoy exactamente cómo se mantenía ese clima uniforme, pero el hecho es que existía.

Desaparecieron misteriosamente los animales

Desde hace ya más de medio siglo se ha comprobado que los animales, por lo menos muchos de ellos, "fueron raídos de la existencia". Esta desaparición abarcó géneros, familias y hasta órdenes que incluyeron "algunos de los animales más notables que hayan adornado la tierra, elefantes, mastodontes, tapires, muchas especies de bisontes, caballos, felinos enormes y lobos gigantescos" (Oliverio P. Hay en su Monografía sobre los Pleistocenos de Norteamérica, edición de 1923).

Esta referencia comprueba lo que ya hemos dicho. Desde hace ya algo más de medio siglo, algunos geólogos y biólogos pudieron comprobar la extinción completa o la migración a latitudes más cálidas de animales como los grandes megaterios o perezosos terrestres, los gliptodontes, tres o cuatro géneros de camellos, tres o cuatro de tapires, una variedad de rinocerontes y varios animales más pequeños. Todos ellos se extinguieron, o por lo menos desaparecieron localmente, de una manera repentina y misteriosa.
Sus restos son encontrados sepultados en capas de arcilla, arena o pedregullo que fueron depositados por agua en movimiento con pruebas inequívocas de que fue agua marina. ¿Cómo se realizó ese fenómeno?
El Dr. Howerth escribió en cuanto a este problema: "Hace ya mucho tiempo, cuando era muchacho, mantuve correspondencia con Darwin acerca de un tema que siempre me había interesado: cómo explicar la existencia de los cuerpos de mamutes y otros animales conservados íntegros en el terreno helado de Siberia, la de enormes hecatombes demostradas por los esqueletos y los huesos de sus contemporáneos [de los mamutes] en diferentes partes del mundo, y el evidente gran salto que hay entre los restos de estos animales, incluso el hombre primitivo, y los restos de seres humanos posteriores con sus animales domesticados.
"Darwin, al igual que muchos otros que han hecho frente al problema, me confesó que eso era todavía para él un inmenso misterio de la geología y no le había hallado ninguna explicación racional".

¿Cuál fue la causa de los cambios?

Hay regiones ahora gélidas que evidentemente una vez tuvieron un clima templado. Tal es el caso de Siberia. Los cadáveres de mamutes allí encontrados lo demuestran y son una evidencia de un súbito y violento cambio de clima. Este hecho y otras comprobaciones (rocas coralinas sepultadas junto con abundante vegetación en regiones árticas, etc.) nos dicen que en nuestro planeta una vez existió una temperatura idea y pareja en todas las latitudes.¿Qué cataclismo interrumpió bruscamente ese estado de cosas?

Los depósitos geológicos actuales indican una acción anormal de las mareas. Esa acción anormal se explica fácilmente cuando se toma en cuenta un cataclismo de orden mundial provocado por el agua. Recuérdese que las mareas significan cada 24h cuatro movimientos de agua: dos de flujo y otros dos de reflujo. La invasión repentina de grandes masas de agua que ocuparon vastas zonas de la tierra durante varios meses explica los efectos de mareas anormales que ocurrieron en regiones de la tierra donde hoy no tienen ningún efecto.
Con todo esto vamos llegando a una explicación racional de todos los principales fenómenos geológicos. Es muy clara la evidencia de que una vez se produjo un gran cataclismo de agua que destruyó el clima ideal que antes imperaba y al mismo tiempo sepultó en sus depósitos los animales que hoy, fosilizados, dejan a veces perplejos a los científicos. Recuérdese también que se encuentran restos humanos juntamente con los de mamutes e hipopótamos y otros animales gigantescos encontrados en el hemisferio norte. De eso se deduce que ese gran cambio mundial ocurrió después de que el hombre apareció en la tierra.
Es inevitable que relacionemos ese cataclismo, tan bien testificado por numerosos hechos perfectamente comprobados, con el diluvio que se describe en los capítulos séptimo y octavo del libro del Génesis. Existe una analogía sorprendente entre el relato que nos ha llegado del primer libro de la Biblia, y el que ha quedado registrado en las rocas. Los descubrimientos modernos y las conclusiones a que llegan algunos  geólogos que no están atados por prejuicios confirman el relato bíblico que describe un diluvio universal.
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Autor: Pr. Enrique Mardones. 

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