FE EN UNO MISMO


 
 
La visualización es un instrumento de programación mental que crea imágenes en la mente que eventualmente son tomadas como algo real, y por lo tanto, tienen el mismo efecto como el resto de nuestras experiencias. Si constantemente te visualizas teniendo éxito en una actividad, ese éxito ya existe en tu mente mucho antes de que tengas la oportunidad de materializarlo, y por tanto ha sido interpretado como algo real e incorporado a la experiencia. Al final, si la visualización es lo suficientemente persuasiva, tu mente procederá con base en esa visualización. Este, llanamente, es el verdadero poder de la mente humana.

Ahora bien, para que la “auto-persuasión” que vamos a realizar por medio de la visualización sea realmente efectiva, los detalles de las imágenes deben ser los más completos posibles. Cuantos más datos y diferentes puntos de vista contengan, más fuerte será el cuadro visual. Esto quiere decir que debemos fortalecer el cuadro visual involucrando la mayor cantidad y diversidad de información posible: visual, auditiva y kinestésica.

Algunos escritores y psicólogos recomiendan lo que se conoce como “experiencia realizada”, que básicamente consiste en visualizar el resultado más que el proceso. Sin embargo, creo que enfocarte en el resultado no permite simular una experiencia completa. Tienes que visualizar tu objetivo pero también el camino que recorres para llegar hasta él. De lo contrario, cuando te enfrentes realmente a la situación que has simulado en tu mente, ésta se confundirá porque estará esperando el resultado de la situación y no sabrá qué pasos debe cumplir para llegar hasta él.

Los cinco pilares de la visualización

Para maximizar el poder persuasivo de nuestra propia mente, es preciso prestar especial atención a cinco factores fundamentales: la repetición, la claridad, la acción en el tiempo presente, la implicación personal y el uso de los cinco sentidos. 

1. La repetición simplemente asegura que nuestras simulaciones mentales sean lo suficientemente fuertes y queden impresas en nuestra mente, por esta razón es importante hacer el ejercicio varias veces.

2. La claridad asegura que nuestras imágenes sean nítidas tanto en forma como en contenido y por tanto es importante que utilicemos la mayor cantidad de información posible en nuestros ejercicios de visualización. Forma tu mundo imaginado detalle por detalle (cuanto más practiques, más fácil te será agregar detalles). Visualiza el escenario: ¿en dónde estás?, ¿es de día o de noche?, ¿hace frío?, ¿cómo es el lugar: amplio, iluminado, cómodo? Visualiza las personas: ¿qué apariencia tienen?, ¿hay muchas?, ¿cómo interactúan contigo: te felicitan, te sonríen, te aplauden, te piden un favor? Visualízate también al máximo detalle: ¿estás recién bañado?, ¿qué fragancia estás usando?, ¿de qué color son tus prendas?, ¿estás emocionado o calmado?, ¿qué estás diciendo?, ¿qué haces?, ¿qué sientes?

Obviamente, las primeras veces que intentes hacer ejercicios de visualización no serás capaz de incorporar tanta información. Mi interés no es que te fatigues haciéndolo, ten paciencia y ve agregando detalles poco a poco. No te abrumes al principio con tanta información. Lo más importante es hacer el ejercicio de visualización, con la práctica serás a un tiempo un gran director, productor y guionista de las películas en tu mente, y cada vez lo harás mejor.

3. La acción en tiempo presente asegura que nuestra imaginación no se quede en el futuro, sino que quede fijada en el “ahora”, sin importar si nuestro objetivo necesita cierto tiempo para hacerse realidad. Así, por ejemplo, si deseas ser un profesional, debes visualizarte con el diploma con tus nombres y apellidos escritos en él o ejerciendo tu profesión ahora mismo.

4. La implicación personal asegura que nuestras simulaciones sean reales y vívidas, como si fuera una película. Por eso es importante ver los detalles de nuestra visualización en movimiento y en sonido. Asimismo, aunque varios escritores, motivadores y psicólogos aceptan que la visualización se puede realizar de forma disociada, yo recomiendo personalmente un tipo de visualización asociada. Esto quiere dar a entender que cuando visualizas asociadamente o con una implicación de primera persona, ves todo lo que pasa como si realmente estuvieras presente, o sea, todo sucede como si tú formaras parte de la escena, y la ves desde tu perspectiva personal, no como un espectador ve al protagonista de una película. Cuando hagas los ejercicios de simulación, trata de imaginar en primera persona, no como si estuvieras viéndote desde fuera a cuerpo entero. Cuanto más te impliques, más beneficioso es el ejercicio, porque se experimenta de manera más intensa.

5. Finalmente, acostúmbrate a simularte a través de los cinco sentidos. Es decir, no sólo pienses en qué verías o que escucharías sino también que sensaciones táctiles, olfativas e incluso gustativas tendrías. Trata de definir muy bien las situaciones que estás creando en tu mente, no percibas solamente diálogos o percepciones, sino también sensaciones de todo tipo: emociones, olores, texturas, temperatura del lugar y en definitiva todo lo que te permita hacer más real la escena. Esto aumentará considerablemente el poder de tu imaginación y te convencerá mucho más de que la situación que estás creando en tu mente es real. Por esta razón, considero que éstos son ejercicios de simulación y no de visualización, porque no son únicamente visuales y tampoco son meras películas que proyectamos para nosotros mismos, es toda una realidad virtual que creamos minuciosamente para nosotros mismos.

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