TERAPIA DE PAREJA



Hola,
Desde hace algún tiempo siento que nuestra relación no va bien. Él está cada vez más alejado de mi, y yo no sé cómo volver a recuperarlo. Él dice que no tiene ningún problema, pero yo sé que sí, él no es así con la gente que quiere. Me gustaría que me ayudaras a recuperar esto.
Se llama Marisa y se pone en contacto con una psicóloga especializada en parejas. La psicóloga le pide a Marisa que acudan los dos a consulta para poder trabajar mejor el tema y empezar el tratamiento de terapia de pareja para poderlos ayudar.

Terapia de pareja: cómo funciona

Llegan a consulta, ambos nerviosos, se sientan y miran expectantes a la psicóloga, que les toma los datos mientras empieza a observar los movimientos de uno y de otro.
Ella nerviosa, se frota las manos y medio sonríe intentando causar una buena impresión. Él serio, con la mirada fija en algún punto de la pared que queda justo detrás de la psicóloga.
  • Psicóloga – ¿En qué puedo ayudaros?
Esa pregunta despierta a la pareja, que fija su atención en la psicóloga. Responde ella:
  • Marisa -Verás, es que estamos en una crisis, y no sabemos cómo solucionarlo. Porque yo quiero estar con él, pero él no quiere seguir. Pero no quiero tirar por la borda 15 años de relación. Yo quiero estar con él.
La postura de Marisa es casi suplicante. El cuerpo hacia adelante, los ojos brillantes, llenos de esperanza por la solución que se imagina recibirá de la psicóloga.
  • Psicóloga – De acuerdo, Marisa. Y tu, Gerardo, ¿en que crees que puedo ayudaros?
Él calla durante unos segundos. La mirada fija en sus manos.
  • Gerardo – Verás… yo no puedo más con esta relación. O sea, yo la quiero, y he sido muy feliz con ella, pero… no puedo más. Yo me he agotado ya de intentar tirar de la relación, de pedirle y suplicarle durante años solucionar algunas cosas que no funcionaban. Pero ella no ha querido, siempre ha pensado que podría solucionarlo todo. Pero no es así. Y yo estoy cansado.
  • Psicóloga – Entiendo, Gerardo, gracias. Bien, entonces, ¿por qué habéis venido ahora? Es decir, según me decís ambos, ya lleváis un tiempo que no funcionan demasiado algunas cosas. ¿Qué es lo que os ha hecho decidir a venir ahora?
  • Gerardo – Bueno, yo ya lo tenía decidido hace tiempo, ha sido ella la que ha decidido venir ahora.
Ella mira al suelo, como avergonzada. Las lágrimas empiezan a no poderse contener en sus ojos. Se hace un silencio corto mientras la psicóloga y Gerardo esperan a que ella diga alguna cosa.
  • Marisa – Es que… bueno, hasta ahora no lo había visto claro. No pensaba que nos pudiera ayudar nadie. Creía que lo iba a poder solucionar yo.
  • Psicóloga – ¿Y qué es lo que te ha ayudado a verlo claro en este momento?
Ella lo mira a él, que la mira durante unas décimas de segundo y aparta la mirada, con los ojos brillantes por las lágrimas.
  • Marisa – Que él me pidió el divorcio la semana pasada.
Se hace un silencio mientras las lágrimas de uno y otro empiezan a caer. La psicóloga les ofrece pañuelos.
  • Psicóloga – Entiendo. Gerardo, ¿eso es así? ¿Le has pedido específicamente el divorcio a Marisa?
  • Gerardo – Sí. Bueno, a ver, no ha sido una cosa fácil. Pero es que yo no puedo más. Y creo que es la decisión más sensata. Yo la quiero, pero sé que ya no puedo estar con ella. Que esto se ha acabado.
La última frase es casi imperceptible, la voz emocionada y triste de Gerardo se quiebra. Marisa lo mira sin dejar el pañuelo, que absorbe sus lágrimas en cuanto caen de sus ojos.
  • Marisa – Pero ahora estamos aquí… yo creo que lo podemos arreglar. Y… tú puedes ayudarnos, ¿no?

La posición del terapeuta de pareja

La escena descrita arriba, aunque es ficticia, está basada en hechos reales y bastante comunes cuando se trabaja con parejas. No siempre es el hombre el que da el paso, por supuesto, muchas veces es la mujer la que decide que la relación ya no tiene más futuro, pero en cualquier caso esta situación en la que uno lo tiene claro y el otro quiere a toda costa seguir con la relación, es bastante habitual.
El rol de la terapeuta de pareja, en este caso, y como siempre, es ayudar a la pareja. Pero en casos como este, cuando hablamos de “ayudar” a la pareja, no debemos pensar únicamente en “volver a juntar” o en “conseguir que continúen y se quieran”.
Debemos tener en cuenta que uno de los componentes de la pareja, en este caso Gerardo, ya ha tomado una decisión en firme. Y debemos respetarla, es su decisión y tiene sus razones para haberla tomado. El rol del terapeuta de pareja, en este caso, será más el de mediador, el de alguien que debe acompañar a la pareja en su ruptura, para que esta sea lo menos traumática posible.
Por supuesto, como psicólogos debemos asegurarnos de que la decisión está tomada en firme realmente y hacerle entender, en este caso específicamente a Marisa, que las relaciones de pareja, igual que nacen, mueren.
Es una posición nada fácil para el terapeuta, ya que debe intentar entender las posturas de ambos y trabajar para que los dos miembros de la pareja se sientan comprendidos, a pesar de lo difícil de la situación.
Es una situación muy complicada en consulta, ya que por lo general se entiende que hacer terapia de pareja es conseguir que la pareja funcione junta y que sobreviva, y con esa expectativa llegan muchos de los consultantes. Pero en muchas ocasiones, la opción más sensata es simplemente dejarla ir. Aceptar que todo tiene un inicio y un final, e intentar hacer que ese final sea lo menos traumático posible.

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