INTERPRETACIÓN ALEGÓRICA:
La interpretación alegórica consiste en no tener en cuenta el sentido literal y propio de un pasaje. En cambio, se le da un significado sugerido por la mente de quien lo interpreta, algún significado de carácter moral, religioso, o espiritual, que puede o no ser doctrina verdadera enseñada en otra parte de la Biblia, pero que seguramente no pertenece al pasaje que se está interpretando. Un ejemplo de interpretación alegórica lo tenemos en los escritos del filósofo judío Filón, que interpretó los cuatro ríos de Gén. 2:10–14 como referentes a las cuatro virtudes: la prudencia, la templanza, el valor, y la justicia.
La interpretación alegórica se ha prestado a toda clase de errores, ya que, en realidad, no es un sistema de interpretación, y no conoce regla sino el capricho del intérprete: su propio propósito preconcebido, y la doctrina ya pensada que él quiere fundar sobre un pasaje dado.
Se ha dicho que se puede comprobar cualquier cosa con la Biblia. Esto es verdad si se emplea un sistema de interpretación alegórica, o algún otro sistema que no tenga en cuenta las reglas de la interpretación, y el carácter espiritual tan propio de la Biblia.
Es verdad también que los escritores bíblicos a veces emplean la interpretación alegórica, como el autor de la Epístola a los Hebreos, y como Pablo (Gál. 4:21–31; etc.). Pero debemos tener en cuenta que los escritores del Nuevo Testamento estaban metidos dentro del cauce de la tradición apostólica. Estaban muy cerca del Señor Jesús, y con toda su alegoría, se atenían a la doctrina apostólica establecida por el Señor Jesús. La mayor parte de los intérpretes que han empleado la interpretación alegórica no han hecho esto, y han caído en los errores más groseros de doctrina y de práctica.
Ha de confesarse que si uno interpretase alegóricamente sacando del pasaje solamente ideas que están claramente enseñadas en otras partes de la Biblia, no haría mucho daño con su alegoría. Pero tal resultado feliz nunca ha caracterizado a los intérpretes alegóricos, que han empezado con sana doctrina, quizás, y mediante una alegorización fantástica e imaginativa, han llegado a todos los extremos de error teológico posibles.
Debemos apegarnos al río apostólico que fluye por el Nuevo Testamento, bebiendo abundante y profundamente de sus aguas puras, y no apartándonos para nada de su fuente de verdad.
Hemos de tener en cuenta también que los escritores que emplean la interpretación alegórica en el Nuevo Testamento son productos de su época. La interpretación alegórica fue una herencia de los colegios rabínicos en los cuales se crió el apóstol Pablo. Saulo de Tarso se había entrenado en ese método de interpretación, y cuando se hizo creyente, seguía empleando las armas de polémica y discusión que antes le habían servido bien. Otros autores también habían sido influenciados por la interpretación rabínica, o por los métodos alegóricos de la interpretación de la escuela filosófica judía de Alejandría.
GILLIS, CARROLL: El Antiguo Testamento: Un Comentario Sobre Su Historia y Literatura, Tomos I-V. vol. 1. El Paso, TX : Casa Bautista De Publicaciones, 1991
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