PASTORES Y PROBLEMAS
Más de 1,700 pastores abandonan el ministerio cada mes. Este impactante grupo incluye a algunos de los clérigos más brillantes e inspiradores en los Estados Unidos. Para prevenir la continua deserción de nuestros pastores, necesitamos entender la causa del problema. Aunque cada situación es única, las razones por las que los pastores renuncian suelen ser similares.
He aquí 10 razones comunes por las cuales los pastores se rinden demasiado pronto:
1.- Desánimo: El 50% de los pastores reportan que se sienten tan desanimados que dejarían el ministerio si pudieran.
Las quejas se escuchan más fuerte que los cumplidos. Podemos recibir 15 cumplidos y una queja, pero la queja va a permanecer. Cuando escuchamos críticas y nos damos cuenta de que hay asientos vacíos en el servicio, es difícil ver el impacto positivo que estamos teniendo. La clave es recordar que no importa cuántas cosas negativas escuchemos, siempre estaremos haciendo 10 veces más cosas positivas.
2.- Fracaso: El 70% de los pastores dicen que tienen una auto-imagen más baja ahora que cuando empezaron. Muchos pastores tienen dificultades para reconocer el éxito. Se comparan con otros pastores y otros ministerios. Las comparaciones sólo pueden producir 2 resultados:
Pensamos que somos mejores, lo cual nos lleva a tener un orgullo excesivo. Sentimos que no damos el ancho, lo cual nos da una sensación de fracaso.
La clave es no compararnos, sino celebrar nuestros éxitos.
3.- Soledad: 70% de los pastores no tienen a alguien que puedan considerar como un amigo cercano. Con tanta gente buscando a los pastores para ser guiados, puede ser difícil que los pastores bajen la guardia. No quieren ser vistos como algo menos que perfecto. Sienten que no pueden ser transparentes y vulnerables. Eso crea una sensación de soledad. Es importante que los pastores encuentren gente con la que se puedan abrir y compartir sus luchas, en lugar de guardárselas y aislarse.
4.- Falla moral: Treinta y tres por ciento de los pastores han confesado haber estado involucrados en comportamientos sexuales inapropiados. Las fallas en la moral de los pastores se perciben como más graves que las de una persona promedio. La clave para evitar las fallas morales es crear un sistema de prevención de riesgos. Por ejemplo, cuando se reúnan con alguien del sexo opuesto: avisar a la esposa, nunca reunirse a puerta cerrada y no platicar sobre problemas en su relación. Para la pornografía, hay programas disponibles para monitorear o bloquear la actividad en internet.
5.- Presión económica: Setenta por ciento de los pastores sienten que están mal pagados. La mayoría de los ministerios son sin fines de lucro, por lo tanto los pastores no son bien compensados por su trabajo. Cuando no se puede proveer para el tipo de vida que se quiere para la familia, se vuelve difícil continuar. Además se observan amigos que no están en el ministerio y tienen casas grandes y coches lindos. Los pastores pueden liberar la presión al planear mejor sus finanzas. Se puede seguir la regla del 80-10-10: 10% a la iglesia, 10% para ahorrar y 80% para vivir.
6.- Ira: Cada año, 4,000 nuevas iglesias comienzan y 7,000 iglesias se cierran. Cuando las cosas no van bien, los pastores se enojan con otros, con ellos mismos o con Dios. Normalmente pensamos: “Hice todo lo que me dijiste. Fui al seminario. Comencé un ministerio. ¿Por qué no estás haciendo lo que tú dijiste que harías?” Lo peor de la ira es que se esparce como fuego. El antídoto para la ira es el perdón. Tenemos que perdonar para poder seguir adelante.
7.- Fatiga: El 90% de los pastores reportan que trabajan de 55 a 75 horas a la semana (10 horas al día). Los pastores son puestos en una rutina. Van del ministerio a una visita al hospital, luego a escribir un sermón y luego a una reunión con miembros de la congregación. Siguen corriendo hasta que se mina la pasión y la energía. Quedan exhaustos y agotados. Las vacaciones y los años sabáticos pueden dar una nueva perspectiva. Otra clave es delegar responsabilidades a otros líderes para que todo el peso no caiga sobre los hombros del pastor.
8.- Salud física: El 75% de los pastores reportan crisis importantes relacionadas con el estrés por lo menos una vez en su ministerio. Muchos pastores trabajan de más y no se preocupan por su cuerpo. Cuando alguien está ocupado, es fácil comer mal. Pero comer los alimentos adecuados es esencial para la salud física. Es la diferencia entre avivar el cuerpo y agotar el cuerpo. Los pastores tampoco tienen suficiente descanso ni ejercicio regularmente. El ejercicio hace una gran diferencia en la salud mental y física.
9.- Problemas en el matrimonio y la familia: El 80% de los pastores creen que el ministerio pastoral ha afectado de manera negativa a su familia. Frecuentemente la esposa e hijos del pastor terminan teniendo un papel secundario al ministerio. La clave es el equilibrio. El matrimonio debe ser la máxima prioridad. La relación con la esposa es la más importante que existe en la tierra. Debemos nutrir las relaciones en la familia, quizás teniendo una noche familiar o buscando consejería.
10.- Demasiado ocupado: El 90% de los pastores sienten que no están entrenados adecuadamente para cubrir las demandas del ministerio. Muchos pastores simplemente no trabajan de manera eficiente. No protegen sus calendarios ni se dan el espacio que necesitan. No han aprendido a decir “no”. El hecho de estar ocupado no siempre significa que uno es productivo. Necesitamos encontrar la manera de usar mejor el tiempo. Debemos aprender a decir “no” en el momento adecuado.
Al ver estos 10 puntos, oremos y preguntemos a Dios: ¿Qué área necesito atender? ¿Dónde estoy luchando? Una vez que identifiquemos las áreas en las que necesitamos mejorar, tomemos los siguientes pasos:
Pidamos ayuda. Si estamos luchando, no hay absolutamente nada malo en pedir ayuda.
Rindamos cuentas. Encontremos un grupo o persona con la que podamos rendir cuentas en las áreas en las que pensamos que somos débiles.
Tomemos responsabilidad de nuestras decisiones. Nosotros controlamos el camino que andamos más que nadie.
Tomemos acción y precaución para asegurarnos de no dejar que alguna de estas 10 razones nos separen de nuestra pasión por el ministerio y nuestro llamado.
Tim Peters / Milamex
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