COMPARANDO LA LITERATURA EGIPCIA
Dios envió diez plagas contra Egipto
El Mito: Dijo el Señor a Moisés: «Levántate
temprano, preséntate al faraón y dile: Así habla el Señor, el Dios de los
hebreos. Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto, porque esta vez voy a
desencadenar todas mis plagas contra tí, contra tus servidores y contra tu
pueblo, para que sepas que no hay como Yo en toda la tierra. Si Yo hubiera
tendido mi mano y te hubiera herido a ti y a tu pueblo con la peste, habríais
desaparecido de la tierra; pero te he dejado con vida para que por ti brille mi
poder y mi nombre sea celebrado en toda la tierra...» (Ex 9, 13-16).
La
Realidad: Las plagas que aparecen en la Biblia son
acontecimientos ordinarios que se describen en las típicas metáforas literarias
egipcias.
Cuando
Moisés regresa a Egipto para enfrentarse al faraón, entre los dos libran una
batalla de voluntades. Una y otra vez, Moisés amenaza al faraón y el faraón no
le hace caso. Con cada rechazo, Moisés envía una terrible plaga sobre los
egipcios, y tras cada plaga, el faraón accede a las demandas de Moisés, siempre
y cuando éste retire el sufrimiento. Con el tiempo, el horror de las plagas
aumenta, hasta matar a cada primogénito de Egipto.
El tira y
afloja entre Moisés y faraón se corresponde a la contienda entre Horus y Set
ante el tribunal de los dioses. Set desafiaba a Horus a una contienda para
resolver la disputa acerca de quien sucedería a Osiris en el trono, y Set se
comprometía a respetar el resultado. Horus, mediante la magia y sus
habilidades, siempre derrotaba a Set, y tras cada derrota, Set incumplía su
promesa de darle el trono.
Lo que
nosotros leemos como una serie de plagas en aumento sobre Egipto enviadas por
Moisés, en realidad es un testimonio exagerado de las aflicciones de la vida en
la antigüedad. Podemos apreciar que el autor de la Biblia se inspiró en las
prácticas de los escribas comunes en Egipto, a partir de la comparación entre
el relato bíblico de diez plagas y los acontecimientos que se exponen en un
documento egipcio conocido como «Admoniciones del sabio Ipuwer», también
conocido como el «Papiro de Ipuwer». Aunque el papiro en sí podría datar de la
XIX dinastía, el estilo de la escritura es propio del Imperio Medio, lo cual es
una indicación de que el texto fue copiado de un documento mucho inás antiguo.
Entre las
plagas bíblicas desatadas por Moisés estaban: 1) sangre en el Nilo; 2) sapos;
3) mosquitos; 4) sarpullidos en la piel; 5) moscas; 6) destrucción del ganado;
7) truenos, granizo, y fuego en los campos que destruyeron las cosechas; 8)
langostas; 9) oscuridad; 10) muerte de los primogénitos de Egipto. Tengan esto
presente mientras comparamos los incidentes mostrados en las «Admoniciones del
Sabio Ipuwer» con los acontecimientos de la Biblia.
El papiro
habla de una era de gran anarquía, posiblemente durante el Primer Periodo
Intermedio (h, 2200-2040 a.C.). Algunos de los acontecimientos que se
describen guardan un sorprendente parecido con los efectos de las plagas
desatadas por Moisés. Consideremos estas comparaciones:
Biblia:
Y toda el agua del río se volvió sangre... los egipcios no podían beber el
agua, y hubo en vez de ella sangre en toda la tierra de Egipto (Ex 7, 20-21).
Papiro: En verdad el río es sangre, pero
los hombres beben de él. Los hombres [empequeñecidos] de los seres humanos y
andan sedientos detrás del agua.
Biblia:
Y el fuego se precipitó sobre la tierra (Ex 9, 23).
Papiro:
En verdad, las puertas, las columnas, y los muros se han quemado...
Contemplad, el fuego ha crecido, y arremete contra los enemigos
de
la tierra.
Biblia:
[El granizo] machacó también todas las hierbas del campo y destrozó todos los
árboles del campo (Ex 9, 25).
Papiro: En verdad, los árboles han sido
talados y las ramas arrancadas.
Biblia:
Y no quedó nada verde, ni en los árboles, ni en las hierbas de los campos, en
toda la tierra de Egipto (Ex 10, 15).
Papiro: No se encuentra ni fruta ni
hierbas... en todas partes ha perecido la cebada.
Biblia: Y hubo densísimas tinieblas en
todo Egipto durante tres días (Ex 10,22).
Papiro: [La tierra] no está iluminada a
causa de ello.
Biblia:
Pereció todo el ganado de los egipcios (Ex 9, 6).
Papiro:
En verdad, de todos los animales, lloran sus corazones; el ganado se lamenta
al ver cómo ha quedado la tierra.
Biblia:
Y morirá todo primogénito de la tierra de Egipto... (Ex 11,5). Papiro: En verdad quedan pocos hombres,
y en todas partes está aquel que entierra a su hermano bajo tierra... En verdad
los corazones son violentos, la peste se extiende por toda la tierra, la sangre
está en todas partes, no falta la muerte, y el sudario habla incluso antes de
que uno se le acerque.
Al leer ambas series de pasajes, uno al lado del otro, uno
podría concluir que Egipto, durante el Primer Periodo Intermedio, no se
diferenciaba mucho de Egipto durante las diez plagas de Moisés. Desde un punto
de vista literario, la Biblia y las «Admoniciones» describen cada una a Egipto
bajo circunstancias similares, pero en épocas distintas. Si alguien creía que
el dios hebreo era el causante de aquellos malos tiempos, ese alguien estaría
dispuesto a darle el crédito a él. Pero no había nada milagroso en cuanto a
las condiciones que se describen, ni tampoco tenemos evidencias en los
registros egipcios de que los primogénitos de las familias egipcias murieran
todos en una sola noche. Un acontecimiento de este tipo no habría pasado
desapercibido.
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