Para entender el por qué de la controversia entorno a cómo se produce la justificación, el Dr. Knight nos hizo ver cómo alrededor del año 1847 el adventismo naciente se diferenciaba del resto de los cristianos en cuatro aspectos: la observancia del sábado, la existencia de dos fases en el ministerio de Jesucristo en el santuario celestial, el regreso premilenial de Cristo por segunda vez y la inmortalidad condicional.
Esas diferencias fueron la base de la predicación de los primeros adventistas. También hay que destacar en esa predicación la comprensión de Apocalipsis 14:12. Esa insistencia en la observancia de los mandamientos provocó una distorsión del mensaje evangélico y, de ahí, la necesidad de una reforma en el adventismo de la década de los años ochenta de siglo XIX.
En ese contexto, aparecen las figuras de los pastores Jones y Waggoner, que recuperan para el adventismo el valor de lo que Jesucristo ha hecho por nosotros. Vuelven a colocar a Jesús en el centro del mensaje del adventismo. La salvación es por fe, no por obras, o dicho de otra forma, no por lo que podamos hacer por nosotros mismos sino por los méritos de Cristo.
El mensaje de Jones y Waggoner tuvo que hacer frente a la oposición de los pastores Butler y Smith. De tal forma que se configuraron dos opciones aparentemente contradictorias: la ley/obediencia en oposición a la fe/gracia, como si una cosa no tuviese que ver con la otra. Esa dicotomía se traducía en dos opciones completamente opuestas: la obediencia nos lleva a Cristo o bien Jesús nos rescata y como consecuencia de ello obedecemos.
Esta polémica tuvo su punto más álgido en las sesiones de la Conferencia General celebradas en Minneapolis en el año 1888. En todo este debate jugó un papel destacado E. G. de White que se posicionó claramente del lado de Jones y Wagoner destacando el papel de Jesucristo en nuestra salvación y la necesidad de recuperar la imagen de un Jesús que nos salva por gracia, no por nuestros méritos. La obediencia es una consecuencia del amor que Cristo ha manifestado por nosotros. Una de las conclusiones más importantes de ese debate fue la afirmación de E. G. de White de que la justificación por la fe es el verdadero mensaje del tercer ángel.
Para finalizar, el Dr. Knight destacó la importancia de una correcta comprensión de la tercera parte del mensaje de Apocalipsis 14:2 que hace relación a aquellos que guardan la fe de Jesús, ya que los otros aspectos están muy claros. Este último él lo relacionó con la justificación por la fe y de una salvación por gracia.
Otro aspecto importante es que a lo largo de toda la exposición una de las cosas que intentó destacar el Dr. Knight es que la controversia alrededor de cómo se produce la justificación es tan vieja como el propio cristianismo, ya que esta se remonta a los primeros años de la historia del cristianismo. Para ello es fácil recordar los conflictos que tuvo que afrontar el apóstol Pablo.
El sábado, a la hora de la predicación, el Dr. Knight abordó el tema de la perfección con un título altamente sugerente “Antes era perfecto”.
El Dr. Knight se acercó desde su experiencia personal a la comprensión adventista de la perfección. Nos comentó como él procedía de una familia agnóstica y como a los diecinueve años conoció el adventismo. Ese conocimiento cambió su vida. Conocer el adventismo no supuso conocer a Cristo. Pero a partir de ese momento se propuso ser perfecto, llevar una vida perfecta. Él tenía el propósito de reproducir perfectamente el carácter de Cristo. Estaba convencido de que ese era el mensaje del evangelio, de que actuar así era necesario para su salvación. Estudió y se convirtió en pastor.
Pero el deseo de ser perfecto en lugar de convertirlo en una mejor persona lo llevó a la intransigencia, a ver los defectos de todos aquellos que le rodeaban pero no los suyos. La comprensión que tenía en aquel momento del evangelio lo convirtió, lo transformó de tal forma que llegó a convertirse en una peor persona y, a medida que transcurría el tiempo, esa impresión iba en aumento. La constatación de dicha realidad lo impulsó a tomar una decisión drástica: renunciar al ministerio y alejarse de la iglesia. En varias misivas dirigidas al responsable de su campo renunció a sus credenciales de pastor siendo finalmente aceptadas.
Después de abandonar el ministerio y la iglesia se dedicó a estudiar filosofía. Finalmente, después de unos cuantos años constató que la filosofía no daba sentido a su vida. Lo que lo llevó de vuelta a Cristo redescubriendo a Cristo y el verdadero significado de la perfección. La perfección se encuentra en vivir el amor de Cristo. El Dr. Knight en este punto nos recordó el mensaje de Jesús de amar a nuestros enemigos y la parábola de las ovejas y las cabras registrada en Mateo 25:31-46, donde sorprendentemente aquellos que son salvos no son conscientes de sus buenas acciones.
El Dr. Knight destacó la importancia del amor como reflejo de una verdadera relación con Cristo. Él insistió en la necesidad de Cristo para el adventismo, señalando que hemos de ser en primer lugar cristianos, que cuando no hemos tenido presente ese aspecto nos hemos alejado de Cristo.
Ya el sábado por la tarde, en un primer lugar trató una temática que ha generado y sigue generando fuertes debates dentro del adventismo, la naturaleza humana de Cristo.
Con el título “La naturaleza humana de Cristo y por qué marca una diferencia”, el Dr. Knight intentó hacer un recorrido a la comprensión adventista de dicho tema desde los orígenes del adventismo hasta la actualidad en cierta medida.
De entrada, el Dr. Knight manifestó que este tema no se encuentra de una forma directa en la Biblia y que por lo tanto no se puede elaborar una doctrina.
De todas formas, él destacó la importancia que ha tenido dentro del adventismo y que según la comprensión que tengamos elaboraremos una teología o otra.
Este tema no fue considerado como relevante dentro del adventismo hasta la última década del siglo XIX. La primera mención la encontramos en un escrito de Waggoner de 1887 en donde afirmaba que Cristo fue hecho semejante a nosotros. El debate se centró en cómo habríamos de entender que Cristo era semejante a nosotros. ¿Quería decir que era exactamente como nosotros? ¿Cómo entender la expresión semejante?
Según Jones y Waggoner, Jesús era exactamente igual a nosotros, tenía las mismas propensiones al pecado que nosotros. Eso implica que de la misma manera que Cristo no pecó, nosotros podemos llegar a vivir una vida sin pecado. La consecuencia última es que el pueblo de Dios tiene que ser una demostración delante del Universo.
Pero no todo el mundo estaba de acuerdo con esa percepción. E. G. de White había escrito: “Jesús no tiene pasiones como las nuestras”. ¿Cómo entender estas palabras? En primer lugar hay que indicar que Jones omitió esta cita en algunos temas que él desarrolló y cuando algunos se la mostraron, el señaló que fue hecho semejante a la carne de pecado pero no a nuestra mente. Con ello afirmaba que la mente de Cristo era diferente a la nuestra. Según el Dr. Knight, con tal afirmación Jones se contradecía a él mismo señalando que los hombres y Cristo no son exactamente iguales.
Llegado a este punto, el Dr. Knight destacó que en el adventismo existen dos posturas: la que defiende que la naturaleza humana de Cristo era semejante en el sentido de iguales y la que defendía E. G. de White en el sentido de que Cristo sobrellevaba o sufría las consecuencias de la caída, pero no tenía la propensión al pecado que acompaña a todo ser humano. En este sentido, el Dr. Knight comentó la polémica que se generó con la publicación de una carta de E. G. de White al Pr. Baker que de alguna manera venía a corroborar lo que planteábamos anteriormente.
El Dr. Knight reconoció que existen otros textos de E. G. de White que pueden ser interpretados de distinta forma y que parece que se inclinan por la posición defendida por Waggoner y Jones. ¿Cómo armonizar dichas declaraciones entonces? Para el Dr. Knight no existe ninguna contradicción sino que estas se complementan.
Para intentar aclarar el tema el Dr. Knight nos recordó que uno de los autores favoritos de E. G. de White fue Melvine y que en uno de sus sermones lleva por título “La humillación de Jesucristo hombre”, Melvine plantea que de la caída de Adán se derivan dos consecuencias. Las que el denomina debilidades inocentes (hambre, dolor, muerte, etc.) ya que no implican culpa y, por otro lado, las propensiones pecaminosas o tendencia a pecar. Sintetizando podríamos decir que Jesús en su naturaleza humana era igual a nosotros en cuanto a las debilidades inocentes. Estaba sujeto al sufrimiento, a la muerte, etc., pero en su naturaleza humana no existía la tendencia al pecado (propensiones pecaminosas).
Esta visión estaría de acuerdo con el pensamiento de E. G. de White: por un lado es como nosotros en numerosos aspectos (flaqueza, debilidades, etc.) pero no tenía la tendencia al pecado (pasiones) que nos caracteriza a nosotros. Jesucristo de alguna manera es único.
Relacionado con este tema y para finalizar esta tercera ponencia, el Dr. Knight se centró en la figura de M. L. Andreasen, quien fue un destacado teólogo y pastor adventista en las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo XX, y en concreto en su obra “El Santuario y su servicio”2. Esta incluía un capitulo que llevaba por título “La generación final”3. En este, Andreasen defendía que la última fase de la expiación tiene que ver con la historia. Él afirmaba que la última generación antes del retorno de Cristo ha de ser absolutamente perfecta, sin ningún pecado. Este pueblo sería la demostración de que es posible vivir sin pecado.
Según el Dr. Knight las implicaciones de esta visión son obvias: Satanás no ha sido vencido por Cristo, sino que será vencido por la última generación. De alguna manera, la expiación únicamente estará completa en ese momento y de alguna forma Dios no será vindicado hasta ese momento. Dichas afirmaciones implican poner al adventismo en el centro del Universo. Además, la purificación del Santuario queda condicionada a la purificación de su pueblo, en definitiva de la Iglesia adventista. Para derrotar a Satanás, Dios depende de que algunos hombres lleguen a guardar los mandamientos de forma perfecta.
Esa comprensión de los acontecimientos finales olvida lo que Cristo ya ha hecho y puede llegar a ser calificada de “herética”. Por otro lado, es importante señalar que esta forma de ver las cosas se fundamenta en la creencia de que la naturaleza de Cristo es exactamente igual a la nuestra. Y lo más triste de todo es que se trata de una controversia sobre una cuestión que no se trata ni tan siquiera en la Biblia.
Para terminar, y como apunte a la siguiente ponencia, el Dr. Knight comentó que la postura de Andreasen se vio cuestionada con la publicación del libro “Preguntas sobre Doctrina”4.
La última charla tuvo lugar el sábado a última hora de la tarde. Con el título “La controversia sobre “Preguntas sobre Doctrina” v sus resultados hoy en día”, el Dr. Knightse dispuso a tratar los conflictos que se desarrollaron dentro del adventismo como consecuencia de la publicación del libro “Preguntas sobre Doctrina”.
El Dr. Knight intentó analizar el contexto en el cual apareció dicha publicación. En la década de los años cincuenta del siglo pasado dentro del adventismo se fueron fraguando dos corrientes que por caminos diferentes se apropiaron de la teología de la última generación: el movimiento de 1888 y los adventistas históricos (más conocidos por su publicación Nuestro firme fundamento). Es en ese momento cuando el debate entorno a lo ocurrido en 1888 recuperó toda su actualidad. En ese sentido, hay que señalar las figuras de R.J. Wieland y Donald K. Short, quienes afirmaron que el congreso de 1888 había sido todo un fracaso y que la iglesia había rechazado el mensaje de Jones y Waggoner.
Por otro lado, comentó que la Iglesia adventista era muy pequeña, al mismo tiempo que desconocida y considerada como una secta por los evangélicos norteamericanos. Eso impulsó a algunos dentro de la denominación a conseguir cambiar esa percepción y que fuéramos considerados como cristianos. Para facilitar ese reconocimiento, los dirigentes de la Conferencia General eliminaron algunas declaraciones contrarias a la Trinidad y corrigieron otras sobre la naturaleza de Cristo.
Al mismo tiempo, dos dirigentes evangélicos de prestigio como el Dr. Donald Grey Barnhouse y el Dr. Walter Martin decidieron investigar el adventismo, y para ello mantuvieron un diálogo con algunos dirigentes de la iglesia, entre estos hay que destacar la figura del Dr. LeRoy E. Froom.
Fruto de ese diálogo, el Dr. Barnhouse publicó en la revista Eternity, un artículo con el título: ¿Son cristianos los adventistas? En este, el Dr. Barnhouse afirmaba que los adventistas eran cristianos, pero al mismo tiempo señalaba que dentro del adventismo existía una fracción (aquellos que no estaban de acuerdo con los dirigentes de la Conferencia General) que se encontraban equivocados.
El artículo publicado en Eternity, sorprendió a Andreasen, quien no era consciente de ese diálogo y que además había sido el teólogo más importante de la iglesia hasta la fecha. Según el Dr. Knight, Andreasen había sido jubilado por resultar molesto. Él cree que detrás de esa decisión puede encontrase la mano del Dr. Froom. Andreasen se sintió marginado y tildado como un bicho raro por sus ideas sobre la naturaleza de Cristo y la última generación.
Por otro lado, fruto de ese diálogo con el mundo evangélico, la iglesia publicó Preguntas sobre Doctrina, que puede afirmarse que es la primera publicación que expone de una forma sólida la teología adventista.
Pero dicha publicación tenía un punto que generaría un grave conflicto. Aquel que hacía relación a la naturaleza humana de Cristo. ¿Jesús tenía la naturaleza humana anterior a la caída o por el contrario la de después de la caída? Si tenía la naturaleza humana después de la caída eso implicaba que Jesús era pecador, y eso suponía un problema. En este punto, el Dr. Knight señaló que el Dr. Froom en su diálogo con los dirigentes evangélicos no fue completamente honesto. El Dr. Froom no fue capaz de percibir que Jesús era único; tenía la naturaleza humana después de la caída pero sin las propensiones al pecado que tenemos nosotros, como se puede encontrar en el pensamiento de E. G. de White.
Para acabar de complicar la situación, el Dr. Martin publicó un libro con el título “La verdad acerca de los adventistas del séptimo día”. Este afirmaba en el prólogo que el libro “Preguntas sobre Doctrina” había creado una división dentro del adventismo. Y volvía a insistir que el adventismo está dividido entre aquellos que formaban parte del verdadero cuerpo de Cristo (aquellos que están de acuerdo con los dirigentes de la iglesia) y aquellos que por sus ideas no forman parte del verdadero cuerpo de Cristo y por lo tanto son unos sectarios.
La respuesta de Andreasen no se hizo esperar y publicó “Cartas a las iglesias” donde se volvía a reafirmar en sus ideas sobre la expiación y la última generación. Andreasen entendió que lo que había sucedido suponía una traición a la iglesia y en particular al mensaje de E. G. de White. Él consideraba que la naturaleza de Cristo tal como él la entendía era un pilar del adventismo. Según el Dr. Knight esto no es así, pero sí que es cierto que es fundamental de cara a la teología de Andreasen.
Andreasen atacó a los dirigentes de la denominación y se le llegaron a retirar las credenciales como pastor. Parece ser que momentos antes de morir se reconcilió con los dirigentes de la iglesia tras un intercambio de impresiones. Esta versión fue corroborada por su mujer en una carta, donde expresaba su alegría por la reconciliación.
A pesar de esta, el conflicto continuó abierto con dos cuestiones latentes: la naturaleza pecadora de Cristo y la última generación. Estas ideas han sido abrazadas por diferentes movimientos y organizaciones que se han ido organizando entorno a la Iglesia adventista. Entre estas hay que destacar los adventistas históricos y el comité de 1888. Uno de los fundadores de este último, Donald K. Short, ha llegado a afirmar que no debemos pecar ni siquiera inconscientemente.
Por último en este punto, el Dr. Knight comentó las ideas de Jack Sequeiro. Este afirma que todos hemos nacido justificados. Dios ya ha salvado incondicionalmente a toda la humanidad. Solo se perderán aquellos que deliberadamente rechacen la gracia, o sea la salvación. Esta teología es muy popular porque supone que todos somos salvos, pero sus implicaciones entran en contradicción con el evangelio. Por un lado, cuestiona la necesidad de evangelizar, podemos provocar que rechacen el evangelio y, la afirmación bíblica que afirma que el que cree será salvó.
Para finalizar, el Dr. Knight abordó la cuestión de la Trinidad dentro del adventismo. Él nos recordó como la mayoría de los pioneros del adventismo (J. Bates, J. White, J. N. Andrews, U. Smith, etc.) eran antitrinitarios. Rechazaban la Trinidad porque consideraban que era una doctrina católica. Eran semiarrianos. Consideraban que Cristo no era totalmente Dios, que era divino, pero que había tenido un principio y por lo tanto había sido creado.
Además, para muchos el Espíritu Santo era un poder, no una persona. Entre los pioneros, la única que no se había posicionado de una forma clara antes de 1888 era E. G. White. A partir de esa fecha, ella escribió los grandes libros sobre la salvación “El Camino a Cristo”, “Palabras de Vida”, “El Deseado de todas las gentes”, “Lecciones objetivas” y “El Ministerio de Curación”. En todos ellos, E. G. de White habla de la salvación que encontramos en Cristo y, al mismo tiempo, incide en la necesidad de estudiar la Biblia.
En relación a Cristo, ella afirmará que en Él hay vida original, no prestada, no derivada de nadie. Esta declaración suponía toda una revolución porque se trataba de una afirmación totalmente trinitaria, y esto suponía un cambio radical dentro del adventismo.
El Dr. Knight comentó como de entrada Andreasen pensó que se trataba de una interpolación realizada por los editores. Para despejar sus dudas se desplazó para poder consultar los manuscritos originales de E. G. de White y así constatar que dichas palabras provenían de la propia E. G. de White. E. G. de White no hizo nada para resolver el debate pero paulatinamente la iglesia aceptó la Trinidad.
En este punto, el Dr. Knight afirmó con total rotundidad que no existe ninguna doctrina adventista que provenga de E. G. de White.
Para acabar con el tema de la Trinidad, el Dr. Knight destacó que existe un poderoso movimiento antitrinitario dentro de la iglesia. Estos se fundamentan no tanto en la Biblia sino en la tradición, los pioneros del adventismo eran antitrinitarios. Para justificar la contradicción de dicha postura con los escritos de E. G. de White afirman que los libros de esta han estado modificados por los editores.
A modo de mensaje final de todas las temáticas, el Dr. Knight reconoció que no necesariamente todos aquellos que estaban presentes estarían de acuerdo con sus planteamientos pero, independientemente de estar o no, nos invitó a ir a la Biblia y fundamentar nuestra fe en la Palabra de Dios.
Nos recordó que lo importante no es la opinión de un teólogo (ironizando llegó a afirmar que el undécimo mandamiento es: nunca se fíen de un teólogo) o la nuestra sino lo que la Biblia diga sobre dicha cuestión. En este punto, nos recordó el texto de Pablo invitando a sus oyentes a investigarlo todo y a retener lo bueno. El Dr. Knight insistió en la necesidad de resolver cualquier cuestión teológica con la Biblia, nos invitó a que esta recupere la centralidad que le corresponde.
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