Mito
13: Dios otorgó al hombre el dominio sobre las criaturas
El Mito: « ...para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del
cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuantos
animales se mueven sobre ella». Dijo también Dios: «Ahí os doy cuantas hierbas
de semilla hay sobre la faz de la tierra toda, y cuantos árboles producen
fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento. También a todos los
animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todos los seres
vivientes que sobre la tierra están y se mueven les doy para comida cuanto de
verde hierba la tierra produce» (Gn 1, 26.29-30).
La Realidad: El otorgar al hombre el dominio sobre la vida en la tierra deriva
de los mitos egipcios sobre la relación entre los dioses y la humanidad.
En el relato de
la Creación en el Génesis, Dios le otorga a la humanidad el dominio sobre los
seres vivos de la tierra, las criaturas y las plantas para utilizarlas y
alimentarse. Observen que, al hacerle este regalo, Dios permite al hombre comer
de cada árbol, libre de las restricciones impuestas en el relato de Adán y Eva.
Estos pasajes del Génesis muestran una relación de mutua benevolencia y
amistad entre Dios y la humanidad.
Dicha visión difiere sustancialmente de
la que aparece en la literatura mesopotámica. Aquí, mientras que en ocasiones
una divinidad u otra en particular prefiere a algún ser humano en especial, los
dioses en general tienen una opinión negativa de la humanidad y la ven más como
una servidumbre cuya finalidad es hacer la vida más agradable a los dioses. En
el mito babilonio de la inundación, por ejemplo, los dioses decretan la destrucción
de la humanidad porque es demasiado ruidosa.
En contrapartida, los textos egipcios
retratan de manera más positiva la relación entre los dioses y la humanidad. La Enseñanza para Merikare lo ilustra
bastante bien.
Bien
cuidada está la humanidad, el ganado de dios.
Él hizo el cielo y la tierra para ellos
Él dominó al monstruo marino,
Él creó el aliento para que pudieran respirar.
Ellos son sus imágenes, que surgieron de su cuerpo,
Él brilla en el cielo para ellos;
Para ellos él hizo las plantas y el ganado, las aves, y los peces
para alimentarlos.
Este consejo lo
ofreció un rey de la Novena Dinastía (h. 2200 a.C.) a su hijo. Tales sentimientos
filosóficos datarían de antes del Éxodo y coinciden con la presencia de Israel
en Egipto, lo cual sugiere que esta visión podría haber tenido un fuerte
impacto literario sobre los hebreos. Ciertamente, la última frase es casi
idéntica a uno de los versículos de la sección del Génesis que estamos
comentando.
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