Jesús



JESÚS MÁS MODERNO


Puede que cuando pienses en Jesús te pase lo que me ha pasado a mí durante muchos años. Como a veces uno anda carente de imaginación, la vida y las personas que te rodean te ayudan a formarte tu propia imagen de cómo es Jesús. ¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza cuando piensas en cómo es? Su estilo, su apariencia. Te lo imaginas con su traje blanco hasta los tobillos (que por cierto no se quién descubrió que era de ese color…), sus sandalias gastadas y siempre marrones, su pelo largo y su barba. A veces esta imagen coincide más con la del diácono de tu iglesia que interpreta desde que le conoces el papel de Jesús en las obras de navidad, que con el maravilloso joven de 30 años que nos muestra la Biblia.

Si pensamos en su forma de ser, seguramente te lo imaginas como en las películas, extremadamente serio y con una mirada perdida que te hará creer que jamás lograrás imaginar en qué está pensado. ¡Cómo pensar que alguien así se preocupa por mis cosas! De pronto, igual que me ha sucedido a mí, escuchas a un conferenciante o predicador que te habla de un Jesús absolutamente diferente a lo imaginado hasta el momento. En ese momento llegas a dejar de pensar en el Jesús serio con sábana blanca hasta los tobillos y calcetines rojos como los del diácono en la obra de navidad, y comienzas a pensar en un Jesús extremadamente guay. Ahora el Jesús en el que piensas, lleva rastas, perilla, ropa de marca y se ríe más que tú.

El problema es que cuando va pasando el tiempo, el Jesús guay que te imaginaste tras escuchar al predicador, deja de serlo poco a poco, cuando ves que sigues con tus mismas luchas, tus mismos rollos internos y que no cambias. Otras personas entonces te dirán que sabrás cómo es Jesús si te fijas en los hermanos de la iglesia, ellos siempre reflejarán cómo es el muchacho de 30 años de la Biblia. ¡Esa es la clave! La gente es como Jesús, el pastor o mi líder de jóvenes es como Jesús. Pero sorprendentemente empiezas a darte cuenta que muchas de las personas que te rodean se parecen más al tipo serio e inaccesible, o al súper guay que parece estar a tu altura pero después te falla. Es cuando llegas a la conclusión de que todo siempre es lo mismo, y que no hay nada interesante o emocionante en Jesús.

Muchos jóvenes llegan a esta conclusión hoy día y tal vez estés tú entre ellos. El problema es que has tratado siempre de imaginarte a Jesús y no has dedicado el tiempo suficiente para conocerle. La mejor manera de conocerle es leer lo que Dios mismo dice de Él en la Biblia y hablar con Él todos los días. Sé que estoy empleando una lógica aplastante y que habrás escuchado miles de veces estas últimas palabras, pero detente a pensar… ¿has invertido tu tiempo con desesperación para conocer a Jesús personalmente? Piensa como has removido cielo y tierra por conocer más al chic@ que te gusta. Lo acribillaste o acribillas a solicitudes en el Facebook, pasando horas y horas chateando o “wathsappeando”. No quieres imaginarte cómo es, ¡quieres saberlo! Se trata de dar el paso dejando de “imaginar” y empezando a “vivir”. Dentro de un tiempo saldrá a la venta el iPhone 5 y estoy plenamente seguro que no querrás imaginarte lo que sería tenerlo, ¡directamente querrías tenerlo!

¿Nunca te has preguntado por qué te cuesta tanto hablar con Dios y leer la Biblia? La respuesta es, en parte, simple. Te cuesta porque es beneficioso para ti. ¿Por qué te cuesta la dieta? ¿Por qué te cuesta estudiar varias horas? ¿Por qué te cuesta obedecer a tus padres? ¿Por qué te cuesta perdonar? ¿Por qué te cuesta no fallar? Porque todo eso es beneficioso para ti, tú lo sabes y al no lograrlo te frustras y abandonas. Por eso es más fácil imaginarte cómo sería tu vida ideal de cristiano que vivirla. Por eso es más fácil imaginarte a Jesús que conocerle. He conocido a muchísimos jóvenes que han tirado la toalla porque con ganas intentan levantarse, buscar más a Dios, y cuando fallan, abandonan quedándose con el Jesús distante e inalcanzable. Si existiese un secreto en esto de ser joven y cristiano, sería el siguiente: “nunca dejar de intentarlo”. Jesús era un artesano de 30 años que caminó kilómetros acompañado de un grupo de 12 jóvenes de diferentes edades. Entre ellos había una especie de administrativo, un ladrón, algunos pescadores, un revolucionario, un jovencito que aún no tenía ni trabajo… todos ellos jóvenes con muchos errores y fallos, pero que aceptaron seguir a este artesano carpintero que vivía lo que enseñaba. Pasaron 3 años junto a Él y eso les cambió la vida para siempre, y como consecuencia, ellos cambiaron el mundo. Todos se equivocaron y uno abandonó. La historia de ellos puede ser la tuya. Tienes los ejemplos en la Biblia, solo tienes que leerlos e igual que hicieron esos jóvenes, pasar tiempo tú con Jesús. Solo de esa manera te darás cuenta que lo importante no es si Jesús tiene calcetines rojos o rastas, lo más importante es que después de 2000 años no te lo tienes que imaginar sino que puedes conocerle y eso es lo único que te puede cambiar la vida.


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