El origen
de la idea de Dios según Feuerbach
Prof. Lic.
Andrés A. Luetich
22 de
noviembre de 2003
En 1841
Ludwig Feuerbach publicó su obra más importante, La esencia del cristianismo. A
partir de entonces, Feuerbach se convirtió en el principal referente de la
izquierda hegeliana, desplazando a David Strauss.
«Mi primer pensamiento fue Dios,
el segundo fue la razón y el tercero y último, el hombre», dice Feuerbach
resumiendo su itinerario intelectual. El mismo recorrido ha realizado la
humanidad, que primero pensó en Dios y luego comprendió que el conocimiento de
Dios no era sino un momento en el proceso de conocimiento del hombre por el
hombre. Feuerbach negaba el teísmo, al negar la existencia de Dios, y negaba
también el idealismo, suplantando al "espíritu" y a la
"razón" por el hombre real, corporal y sensible.
En La esencia del cristianismo
Feuerbach se propone reducir la Teología a Antropología, devolviéndole al
hombre sus cualidades más excelsas, antes atribuidas a Dios. De este modo, el ateísmo es
presentado como condición de posibilidad para el surgimiento de un verdadero
humanismo.
El
siguiente esquema representa la forma en que Feuerbach entendía las relaciones
entre el hombre, Dios, la Teología y la Antropología. Debajo del mismo se da
una breve explicación de cada uno de los elementos que lo componen.
1
No es Dios quien ha creado al
hombre a su imagen sino el hombre quien ha creado a Dios, proyectando en él su
imagen idealizada. El hombre atribuye a Dios sus cualidades y refleja en
él sus deseos realizados. Así, alienándose, da origen a su divinidad. Pero,
¿por qué lo hace? El origen de esta alienación se encuentra en el hombre mismo.
Aquello que el hombre necesita y desea, pero que no puede lograr
inmediatamente, es lo que proyecta en Dios. “La palabra Dios tiene peso, seriedad y sentido inmanente
en boca de la necesidad, la miseria y la privación.” Los dioses no han sido
inventados por los gobernantes o los sacerdotes, que se valen de ellos, sino
por los hombres que sufren. “Dios es el eco de nuestro grito de dolor.”
2
Feuerbach califica de "giro
decisivo de la historia" al hecho de que el hombre reconozca abiertamente
que “la conciencia de Dios no es más que la conciencia de la especie”. “Homo
homini deus est.”
- / +
Cuanto más engrandece el hombre
a Dios, más se empobrece a sí mismo. El hombre proyecta en un ser ideal
(irreal) sus cualidades, negándoselas a sí mismo. De este modo, reserva para sí
lo que en él hay de más bajo y se considera nada frente al Dios que ha creado.
Dios
“Dios es el espejo del hombre.”
“Dios es lo íntimo que se revela, la manifestación de la esencia del hombre; la
religión constituye una revelación solemne de los tesoros escondidos del
hombre, la pública confesión de sus secretos de amor.” “Todas las
calificaciones del ser divino son calificaciones del ser humano.” Dios no es
sino “el ser del hombre liberado de los límites del individuo, los límites de
la corporeidad y la realidad, y objetivado, es decir, contemplado y adorado
como otro ser, distinto de él”.
Hombre
El ideal
romántico de la unión entre lo finito y lo infinito, que Hegel creyó hallar en
el Espíritu Absoluto, se da en el hombre, que es naturaleza, corporeidad y
sensibilidad. Remarcando esta concepción naturalista del hombre es que
Feuerbach afirma, no sin la intención de polemizar: “El hombre es lo que come.”
Teología =
Antropología
La religión
es “el relacionarse del hombre con su esencia misma (en esto consiste su
verdad), pero no con su esencia en cuanto suya propia, sino con algo distinto,
separado, diferente de él, e incluso opuesto (en esto consiste su
falsedad)”.“El núcleo secreto de la Teología es la Antropología.” En la medida
que se devela ese secreto y el hombre se apropia de lo que antes había
atribuido a Dios, comprendiendo que “la conciencia que posee de Dios es la
conciencia que posee de sí mismo”, la Teología a Antropología, conservando lo que
en ella había de verdadero y superando lo que en ella había de falso.
BIBLIOGRAFÍA
Colomer, E.
1990 El pensamiento alemán de Kant a Heidegger, tomo III
Barcelona:
Herder
Reale, G. y
D. Antiseri 1988 Historia del pensamiento filosófico y científico, tomo III
Barcelona:
Herder
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