JUAN CALVINO

                        
INFORME DE LECTURA




                                                                            Alumno: Diego Calvo Merino.
                                                                            Asignatura: Eclesiología
                                                                            Profesor: Dr. Antonio López


Lectura: Páginas 394 Páginas


Referencia bibliográfica: CALVINO Juan. Comentario a la Epístola de Romanos. Grand Rapids, Libros Desafío, 2005



RESUMEN


He considerado oportuno, escoger la lectura de un clásico, por su importancia, y seguramente, por servir de base, mucho tiempo después, a otros autores que como Barth Karl sencillamente dijeron del gran notario Calvino, que “era el mejor”.
Reconocido exégeta de la Reforma protestante del S.XVI, deja una obra por la que no pasa el tiempo y que ha significado un devenir histórico y teológico sin precedentes.
 Se trata de un texto aprobado por Jules-Marcel Nicole, profesor en la facultad de teología de Aixen-Provence y por el Instituto Bíblico de Nogent-sur-Marne, con la colaboración de Pierre Marcel y Michel Reveillaud. Traducido con el permiso de la sociedad calvinista de Francia, editora de la versión en francés moderno.
Se trata de una obra dedicada a Simón Grinné y escrita en Estrasburgo el 18 de octubre de 1539 y a que pesar de su contexto cultural, sigue mostrando un camino en el s. XXI.
La Epístola está escrita totalmente con tan buena ligazón de temas y propósitos que, desde su comienzo, se manifiesta redactada según las reglas y preceptos del arte. Resume versículo a versículo, magistralmente, 16 capítulos del legado epistolar.

Habiendo comenzado por la prueba de su apostolado, pasa a hablar acerca de las alabanzas del Evangelio. Más porque este asunto nunca podría ser tratado sin discutir sobre la fe, el autor habla de ésta siguiendo el hilo de su pensamiento, palabra por palabra. De este modo nos lleva al tema fundamental de toda la Epístola: que somos justificados por la fe, esto es, No hay más justicia que la misericordia de Dios en Cristo, ofrecida por el Evangelio y aceptada por la fe.

Los hombres se enorgullecen y adormecen en sus vicios, engañándose con la vana opinión de su propia justicia, no creyendo jamás que la justicia por la fe les sea necesaria, hasta que se les haya rebatido toda esa vanidad acerca de sí mismos

Después, comparando a los judíos con los paganos los hace comparecer ante el tribunal de Dios separadamente. A los paganos, quitándoles la excusa que presentaban so pretexto de ignorancia, demostrándoles que su conciencia les servía de ley, acusándoles y redarguyéndoles continuamente; y a los judíos, presionándoles fuerte y firmemente, valiéndose de la causa por ellos alegada en su defensa, es decir, por medio de la Ley escrita. Siendo, pues, transgresores de ésta no podían ya negar su iniquidad puesto que la sentencia estaba dictada en contra suya por boca de Dios.

Para reafirmar su opinión, presenta un ejemplo claro y notable y por consiguiente sin réplica posible: refiriéndose a la persona de Abrahán dice que, siendo el padre de los creyentes, debe también ser considerado como un modelo para todos. Habiendo, pues, probado que Abrahán fue justificado por la fe, deduce que todos necesitan aceptar ese mismo camino. Inmediatamente después, dice cómo nadie puede ser revestido de la justicia en Cristo si no se efectúa al mismo tiempo la regeneración. Partiendo de ahí aprovecha la oportunidad para exhortar a la santificación y pureza de conducta, que deben manifestarse en aquellos que del reino del pecado han sido trasladados al reino de la justicia, y a la vez rechaza y combate la malvada licencia carnal que busca en Cristo la ocasión de pecar más libremente. Entrelaza también algunas palabras relativas a la abrogación de la Ley, en la cual el Nuevo Testamento se pronuncia y por el cual, con la abolición de los pecados, el Espíritu Santo es prometido.

Por último, deseando hacer un discurso sobre las alabanzas del apostolado (la cual servía para dar mayor autoridad a su doctrina), aprovecha la ocasión para excusarse de su atrevimiento por enseñarles, suplicándoles que tal cosa no la juzguen como temeraria. Les da también la esperanza de, que haría un viaje para verlos, lo que hasta entonces no había podido hacer aunque lo deseaba vivamente, como lo dice al comenzar la Epístola. Insiste, al mismo tiempo, que por el momento le era imposible ir a causa del trabajo que las iglesias de Macedonia y Acaya le habían encomendado, para que llevase las limosnas que habían colectado con objeto de socorrer a los hermanos en Judea.

Sería muy osado poder resumir semejante obra en tan poco espacio, pero sin duda, su lectura, intelectual y amena la convierten en una obra de arte.

“He aquí un fruto notable de la justificación por la fe, pues si alguien desea buscar la paz de su conciencia por las obras (lo que se observa entre las gentes profanas y necias), perderá su tiempo. Porque si el corazón se encuentra adormecido por el menosprecio o el olvido del juicio de Dios, o bien se llena de temores y temblores o encuentra su reposo en Cristo, porque solamente Él es nuestra paz”  Pág. 133


OPINIÓN PERSONAL

       Personalmente, el estilo del autor me conmueve. Su pluma ágil me resulta tan cómoda que al  mismo tiempo que me relaja me permea.
Es preciso sumergirse en la profundidad de su pensamiento teológico para poder expresar la verdad de sus principios. La redacción de Calvino es sencillamente magistral: sobria en la expresión, profunda en el significado, clara en su presentación.
            Me encanta la humildad con la que contrasta su escrito, quizá con su vida y con sus decisiones, algunas de ellas, tristemente célebres.[1] Véase un ejemplo:

“Por lo demás, si he elegido esta epístola de San Pablo, entre las otras para hacer este ensayo, me parece que mi empresa será criticada por muchos porque han sido tantos los personajes excelentes, anteriores a mí, que se han ocupado de ella que no me parece posible superarlos. Confieso en verdad, que aun considerando mi trabajo fructuoso, desde su comienzo he sido retenido por esta consideración y temo el ser acusado de temerario al poner mi mano en esta obra después de haberlo hecho tan admirables obreros.   Pág. 9

            Lo cierto es que un cierto calvinismo ortodoxo posterior, se aparta en mucho del espíritu del propio Calvino, para quien la teología no fue nunca una serie de proposiciones dogmáticas, sino más bien una expresión de la experiencia de la gracia de Dios y de la obra del Espíritu Santo
            En mi opinión, Éste Príncipe de la Reforma, supo glorificar a Cristo con los dones altísimos de su espíritu y el genio austero de su gran personalidad cristiana.
            He escogido la obra, porque sinceramente pienso que la eclesiología tuvo un punto de inflexión con Calvino en particular, y con la Reforma protestante en general. Nada sería lo mismo, sin su encomiable esparcimiento de la semilla que germinaría después en nosotros. Penetrar hasta el más oculto tesoro de la Escritura, es sin duda algo, que se abre como un desafío para nosotros como estudiantes y para la facultad como institución.





[1] Notorio fue su decisión de quemar vivo a Miguel Servet por desavenencias.

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